Sin duda que las bodas, independientemente de su tamaño, son el reflejo de la pareja. Por eso, es tan importante que ambos estén de acuerdo en programarla juntos. Aunque parezca solo una fiesta, en realidad es gran reto que, como pareja, deben afrontar. Digamos que es un ejemplo (muy pequeño, por cierto) de lo que ambos afrontarán como matrimonio.
La organización de una boda conlleva muchísima comunicación, complacer al otro, flexibilidad, comprensión, tolerancia, saber manejar situaciones bajo presión, formalidad, humor, muchas decisiones que parecen triviales, pero que al final muestran que en los detalles está la diferencia.
Mientras se está planeando la boda, pareciera que no se habla de otra cosa. Hay que practicar la paciencia y tolerancia de ambas partes. Todo esto lo van a necesitar para el matrimonio, así que aprendan bien la lección.
Organicen la fiesta, pero prepárense para el matrimonio.
“Amar al otro para toda la vida requiere actualizar el compromiso cotidianamente”.